En el hombre, cuando aparecen dificultades en su capacidad para procrear, tambalea su sentimiento de virilidad, despertando en él una sensación de vergüenza y de impotencia psíquica. Este trastorno puede contaminar el resto del funcionamiento de su personalidad. No es impotencia de erección sino de reproducción, que incide en sus relaciones de pareja, al experimentar a su eyaculación como estéril y descalificada.
(B.E. Manuel. Masculinidad y Fertilización Asistida. Eje I Experiencia clínica en tiempos de crisis)
El cuestionamiento de la identidad se expresa en la sensación de falta de sentido en la vida, y en el sufrimiento de no pertenencia al conjunto de los hombres fértiles con la consiguiente convicción de ser un “varón” imperfecto, castrado en la esfera reproductiva.
La virilidad se relaciona con la masculinidad. Se centra en los ideales que obligan a los hombres a superar toda posible apatía y a mostrarse incansablemente fuertes.. Estos ideales siempre incluyen un sentido de generosidad que no solo apunta a la reproducción, sino también al sacrificio, al cuidado de otros y a proveer a su entorno un refugio seguro (Gilmore, 1990,pág. 221-223).
La representación expectativa de un fracaso en su identidad reproductiva impacta una vivencia de incompletud es decir que falta algo en la ecuación de su “hombría”. El hijo es vivido como culminación, como anhelo máximo.
Siente su cuerpo fallado, no es una persona entera,
su identidad se ve cuestionada. Le falla a su pareja, a su familia y a los médicos. Tiene que cumplir para ser querido, reconocido y valorado. En este punto distingo “tener un hijo” de “paternidad”. Tener un hijo como logro personal es diferente del deseo (que también siente) de ejercer la paternidad como desarrollo de la empatía para reconocer y responder adecuadamente al hijo en sus necesidades y peculiaridades.
En este momento en que el dolor psíquico es tan intolerable por la impotencia en que lo sume su infertilidad, necesita que un equipo medico desarrolle para él esa función empática que responda, dé sentido y alivie el dolor que le produce su identidad cuestionada.
Necesita sentir al equipo tratante de fertilización asistida como otra familia que le brinde un espacio facilitador para volcar sus fantasías y temores de sentirse invadido y desplazado, así́ como sus necesidades de ser considerado aliado y protagonista. En este punto se ponen de manifiesto aspectos que culturalmente son parte del estereotipo femenino, tales como la necesidad de apego y de dependencia.
Para los hombres recibir la noticia de que son estériles puede ser una experiencia solitaria y devastadora. Y en ese momento se asilan frente a la sensación de no estar “completos” y rara vez lo discuten con alguien más.
Según la experta en fertilidad Sheena Lewis, esa falta de atención generalizada a la infertilidad masculina, hace que a los hombres no se les eduque sobre su salud reproductiva, y que sea algo que dan por sentado, es algo que se espera de un hombre es como si se viniera al mundo programado para reproducirse.
"Los hombres sí tienen un reloj biológico. A medida que pasa el tiempo, debido al estilo de vida, hay más y más oportunidades para que ocurran mutaciones en el esperma".
La infertilidad afecta al 16% de las parejas que quieren tener hijos y en un 40% de los casos la causa es el hombre, muestran datos del Centro de Nacional de Biotecnología e Información de Estados Unidos.
Los hombres pueden llegar a sentirse excluidos cuando surgen problemas a la hora de tener hijos. Algunos creen que hablar de ello todavía es un tabú y no encuentran apoyo emocional y si se les ofreciera no lo buscarían tampoco por el tabú de lo que existe alrededor de esta ayuda.
"Me sentía infeliz porque no podía darle a mi pareja algo que, en teoría, debía estar capacitado a darle"
Para muchos hombres, el hecho de no poder tener descendencia se relaciona con el sentido de virilidad más primitivo, por tanto afecta a lo más íntimo del ser humano, como especie mamífera y de sangre caliente que somos. Se considera también una 'enfermedad silenciosa' que el varón lleva con su pareja casi en soledad, y que, rara vez comparte con familia o amigos.
El diagnóstico genera estrés emocional y mina tanto la autoestima del hombre, como en la confianza en sí mismo y como pareja, así como en las propias relaciones interpersonales dentro de la pareja.
Género y afrontamiento de la infertilidad
Las diferencias de género también juegan un papel importante en las diferentes formas en que hombres y mujeres enfrentan el estrés por infertilidad .
Las estrategias de afrontamiento más comunes que se utilizan cuando se experimenta estrés por infertilidad son:
La búsqueda de apoyo social
La evitación del comportamiento
La minimización y el distanciamiento
El autocontrol emocional elevado
La resolución de problemas
La creación de un nuevo significado de la infertilidad a través de una reevaluación positiva.
Las mujeres buscan más apoyo social consultando con profesionales médicos y hablando con quienes han tenido o están experimentando problemas de fertilidad. Sin embargo, también utilizan más estrategias de evitación para evitar que se les recuerde el problema, como evitar a las mujeres embarazadas o aquellas con niños pequeños, una estrategia de afrontamiento que se ha relacionado constantemente con una mayor angustia psicológica.
Los hombres, por otro lado, son más propensos a distanciarse del dolor de la infertilidad minimizando su importancia y es más probable que utilicen estrategias de resolución de problemas.
En los hombres el distanciamiento, busca tratar de minimizar la importancia o el impacto de la infertilidad, está relacionado con informes de depresión. Esta dinámica ha sido respaldada por investigaciones, que encontraron un aumento de la depresión femenina y una disminución de la satisfacción conyugal en parejas en las que los hombres se distancian con frecuencia y las mujeres no.
Si bien el uso del distanciamiento por parte de los hombres los ayuda a manejar su reacción ante las pérdidas potenciales que pueden encontrar, está impactando negativamente la visión de la mujer sobre la relación y la definición de su lucha conjunta quien siente que él no comparte su fuerte deseo de ser padres y que no está igualmente comprometido con tener hijos, aumentando así su sensación de aislamiento y depresión y disminuyendo el ingenio de la relación matrimonial.
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