"La falta de minerales y vitaminas en mujeres y hombres con dietas no sanas, se ha asociado con peores resultados en los tratamientos de fertilidad."
Es bien conocido que la llamada dieta mediterránea es la base fundamental de la comida en algunos países como España, Portugal, Italia y Grecia. Se sabe también que en las poblaciones que siguen una alimentación con estas características, hay un menor riesgo de problemas cardiovasculares y de salud como, por ejemplo, el infarto al corazón. Además, puede estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, y reducir los niveles de triglicéridos y colesterol.
¿En qué consiste la dieta mediterránea?
Se trata de una dieta donde se consumen menos carnes (especialmente rojas) y menos carbohidratos. También se suelen consumir menor cantidad de huevos y de lácteos incluyendo la mantequilla. Utiliza más vegetales,cereales (p. ej. trigo) y grasas monoinsaturadas (grasa “buena”), especialmente provenientes del aceite de oliva. Éste, es la fuente fundamental de los aceites empleados a la hora de preparar los alimentos. El consumo de pescado y mariscos también es parte fundamental de la dieta, en gran parte debido a la buena calidad del producto en estos países. Aunque se suelen comer otras carnes como el pollo y algunas aves, estas también se consumen en menor cantidad que en una típica dieta occidental. Asimismo, se caracteriza por tener más porciones de granos, frutos secos, frutas y verduras frescas, legumbres, vinagres y vino en cantidades moderadas.
"Se trata de una dieta donde se consumen menos carnes (especialmente rojas) y menos carbohidratos."
Pero, ¿puede esta dieta tener alguna implicación sobre la fertilidad?
Al igual que con la enfermedad del corazón, la fertilidad también se podría ver afectada por una dieta no balanceada. La falta de minerales y vitaminas en mujeres y hombres con dietas no sanas, se ha asociado con peores resultados en los tratamientos de fertilidad.
Investigadores de la Universidad de Harvard publicaron en 2016 que una dieta sana, a la que llamaron “dieta integral”, similar a la dieta mediterránea, se relacionaba con una mayor probabilidad de tener un recién nacido, en aquellas parejas sometidas a tratamientos de fertilidad.
En Holanda, un grupo demostró que patrones alimenticios más sanos se relacionan con menor daño en el ADN de los espermatozoides, e incluso, posteriormente el mismo grupo encontró que la dieta mediterránea se podría asociar con mejores tasas de embarazo en mujeres que se iban a someter a un tratamiento de fertilidad.
En el mismo sentido, un autor norteamericano y un grupo español encontraron una mejor movilidad de los espermatozoides entre los hombres con dietas y hábitos más saludables y un menor riesgo de infertilidad, que aquellas parejas con dietas más “occidentales”.
"Siempre se debe recomendar una dieta sana, actividad física, consumo moderado de alcohol y la interrupción del hábito de fumar."
En conclusión, la mayoría de estos estudios son de una limitada calidad, usan pequeños grupos de pacientes y deben ser interpretados con cautela. Sin embargo, es evidente que hay una relación positiva entre una dieta, unos hábitos saludables y la reproducción. Por supuesto, por salud en general, siempre se debe recomendar una dieta sana, actividad física, consumo moderado de alcohol y la interrupción del hábito de fumar.
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