En el año 2000 Stephen Lundin, Harry Paul y John Christensen publicaron la primera edición del libro FISH! que ya ha vendido más de cinco millones de ejemplares en múltiples idiomas y en cientos de países. Hoy, éste es uno de los libros de administración más famosos del planeta. La razón es que la filosofía FISH! ha transformado cientos de empresas y equipos de trabajo: el principio básico de este modelo es que la eficacia de un equipo de trabajo, radica en su capacidad de motivación, y se fundamenta en cuatro grandes ideas:
1. Elige tu actitud
En una gran proporción, la gente no trabaja donde quiere. O no necesariamente donde no quiere, pero no donde ha escogido. Y algunas veces, trabajamos donde queremos pero desempeñamos algunas funciones que no nos gustan, o simplemente nuestra carrera nos llevó por caminos que no imaginábamos y ya no hay mucha reversa, ¿cierto? Sin embargo, así me encuentre en una situación así, siempre podré escoger mi actitud. La actitud no es otra cosa que la forma en la que afrontamos, y cómo nos comportamos, ante una cierta situación.
Debemos poder llegar a desarrollar el suficiente autocontrol, inteligencia emocional y autorregulación, como para poder escoger nuestra mejor versión, independientemente de lo que suceda a nuestro alrededor y de cómo hemos llegado a donde estamos. Ojalá, lográramos además poder transmitir lo mismo a nuestros compañeros, colegas, jefes, clientes, pacientes, etcétera.
2. ¡Juega!
Por alguna razón hemos perdido, luego de la niñez, la capacidad de juego. ¡Grave error!
Las personas se pueden divertir mientras trabajan y se puede buscar la forma de que un equipo la pase bien sin que esto afecte su rendimiento. El juego, no es otra cosa que la expresión de la necesidad humana de comunicar, de acercarse y de expresarse. Sin embargo, hoy lo vemos como algo opuesto al trabajo “serio” y por esto hemos perdido la capacidad de divertirnos en el trabajo. Algunas profesiones como la publicidad, el mercadeo y la música (por nombrar algunas) si aprovechan la capacidad de juego para incentivar procesos creativos, pero, por ejemplo, no se imaginarían a un médico jugando en un hospital ¿o sí? Pues hay evidencia de que en casi todos los campos profesionales esto traería enormes beneficios.
Solo usemos nuestra intuición: ¿la gente feliz tratará mejor a los demás?, ¿será más creativa?, ¿le pasará más rápido el tiempo?
3. Alégrale el día a alguien (¡o a todos!)
Si lo piensas, buscar alegrarle el día a alguien no es otra cosa que interponer, por un momento, los intereses y sentimientos de otra persona sobre los tuyos. Y si lo llevas a la práctica, no es otra cosa que ponerte en los zapatos de tu cliente, tu paciente, tus empleados o compañeros, o tus superiores. Esto, al final de cuentas solo puede traer beneficios.
En un mundo tan competitivo como en el que vivimos, necesitamos marcar la diferencias con nuestros competidores: necesitamos diferenciarnos. ¿Y qué tal si lo hacemos dando lo mejor de nosotros para que nuestros clientes vean esa diferencia?
¡Suena fácil pero…es fácil!
4. Estar presente (psst…no solo físicamente)
Muchas veces podemos estar presentes físicamente pero estar en realidad en “otra parte”. Eso nos ha pasado a todos. Bueno, pues si te pasa a menudo en el trabajo, recuerda que ese cubículo, es donde pasas hasta el 75% de tus días (algunos también de noche, de turno). Así que hay que decidirse. Estoy solo de cuerpo o estoy también presente de mente. Y no solo hay que pensar esto por nosotros: estar solo de cuerpo para un cliente o para un paciente, es lo mismo que decir “me das igual” o “no me importas”. Es una de las medidas más fáciles de adoptar de toda la filosofía FISH!, así que pongámosla en práctica.
5. Mejor escúchalo en #Reproductivity
Todo lo que ya leyeron hasta aquí pero más ampliado lo pueden encontrar en #Reproductivity Podcast y a través de todas nuestras redes sociales.